¿Como saber si estamos repitiendo las mismas crianzas de nuestros padres en nuestros hijos, será saludable esto?

 


Es verdad que cada quien educa a sus hijos a su manera, y que  esto de criar no trae consigo un Manual que nos indica como hacer las cosas, cada acción que hacemos la hacemos pensando en el bienestar de nuestros hijos, pero a veces cometemos errores que en su momento creemos que será lo más saludable para ellos y que  en su momento nos los van  agradecer, “todo lo hago por tu bien aunque ahora no lo veas así”, ¿quién de ustedes no ha escuchado esta frase? Todos, ¿verdad? Y que con ironía hoy decimos “no fue lo mejor papá”

Muchas veces repetimos lo aprendido en nuestras niñeces y que inconscientemente cometemos los mismos errores que nuestros padres hicieron con nosotros, a veces lo hacemos de una manera diferente, pero que arrastra las mismas cicatrices.

En otras ocasiones transmitimos desprecio en frases ya escuchadas antes por papá y mamá, frases como “ya sabía que lo ibas a romper porque no sirve para nada”, “eres idiota, nada hace bien”, “será un castigo que estoy pagando contigo”, “siempre me defraudas” o “ eres igual a tu papá”

Estas son las frases más utilizadas y que quizás en el fondo no las sentimos, pero que resultan muy dañinas para los hijos.

 Gómez enfatiza que no hay que faltar al respeto a los hijos ni ponerse a su altura cuando se enfadan: “Los padres no deben perder los papeles, han de controlar su actitud por mucho que el hijo les provoque; hay que estar por encima de ellos y no comportarse como un crío o como un adolescente, y perdonar con facilidad, no entrar en guerras del tipo ‘como él no me habla yo tampoco’”.

 

A veces el deseo de los padres de facilitar la vida a sus hijos cruza todos los límites. Nosotros, los adultos, no podemos vivir la vida de nuestros niños. Nuestra tarea es ayudarlos a crecer y adquirir experiencias. Y es importante no llegar demasiado lejos.

 

 Otro error que cometemos es compararlos con sus hermanos, no hay nada más doloroso para un niño que sus padres vivan constantemente comparándolos con sus hermanos, Todos los padres saben que cada hijo es diferente, con una personalidad única, nadie es igual a nadie y así pasa con los hijos, aunque los veamos diferente a los demás, Sin embargo, a la hora de educarlos no siempre los tratan de forma diferente. Lo habitual es lo contrario, que se esfuercen en tratarlos por igual y que, a menudo, los comparen. Pero, advierten los expertos, cada hijo requiere una educación distinta, un trato individualizado y que le dediquen un tiempo a solas, entre otras razones para poder conocerlos y saber cómo hay que tratarles. “Las comparaciones continuadas entre hermanos suscitan celos, envidias y dañan”, alerta Javier Urra.

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